La semana venía mucho más que tranquila y relajada para el Cartagena. Tras el empate en el Martínez Valero y la goleada en casa ante la Unión Deportiva Las Palmas, el Efesé se había vuelto a poner líder de la liga adelante y veía, a lo lejos, muy a lo lejos, como su eterno rival, más allá del puerto de la cadena, perdía de nuevo en Albacete, esta vez por 3 goles a 2, colocándose de esta manera penúltimo en la clasificación, sólo por encima del Castellón.
Ante este panorama, cada aficionado blanquinegro notaba esos días esa mariposa estomacal que te dice que algo grande puede suceder, que ese partido es especial y que debíamos estar preparados para todo. Y es que un derbi es un derbi, y la clasificación, estadísticas y posibles resultados de nada sirven cuando se trata de un duelo de honor, un partido que hay que jugarlo por, y para el simple hecho de ganarle a tu eterno rival. Sólo sirve la victoria, lo de “lo importante es participar” se queda en las aulas de primaria. Todo el mundo debía estar preparado para todo. El Efesé estaba muy fuerte, sí, pero jugaba en casa del rival, que además estrenaba técnico en el banquillo. Cualquier cosa podría pasar….
Incluso el cuerpo nacional de Policía estaba en sobre aviso, ya que se dictó una ley imperativa ese mismo jueves que prohibía tajantemente cualquier tipo de bandera o pancarta reivindicativa. Es evidente que esa ley cuyo origen estaba en los despachos de la Nueva Condomina, tenía un único propósito, y es que no saliera a la luz en territorio comanche la pancarta mostrada en el Martínez Valero 15 días atrás, y menos ante las cámaras de canal plus. Que cada uno saque sus propias conclusiones…
12:00 en punto de esa mañana de domingo. La temperatura es ideal, el sol brilla y salvo los tontos de siempre (que los hay de grana y de blanquinegro), no se registran incidentes en los aledaños del estadio. Todo está preparado el balón comienza a rodar… Y en lo que tarda uno en levantar la bandera (ya que sentarse, lo que se dice sentarse, nadie lo hace en esos partidos), y como por arte de magia, Lafuente mete un pase magistral para De Lucas, que en semi-colaboración con Elía (penoso en todo el partido), generan una especie de rebote envenenado que por sí sólo toma rumbo hacia la portería grana. Justo cuando el reloj marcaba el minuto 1:00 de partido, ese veneno se inyectaba en la sangre pimentonera. El Cartagena daba el primer derechazo.
Que me despierten porque no entiendo nada, la gente se tira al suelo, barra libre de abrazos para conocidos y no conocidos. Empiezan a sonar los móviles en los bolsillos de los 9000 seguidores albinegros que conquistaban la Nueva Condomina ¿Es verdad? Sí… ¿Y cómo es posible? No sé… ¿Y el Murcia? Está roto… ¿Queeee?? No te oigo…. Acho tíiio, que locura….
El Cartagena se había dado las mañas de realizar la mejor primera parte de toda la temporada. Parecía como si los jugadores se hubiesen conjurado para devolver a sus aficionados todo el esfuerzo hecho hasta ahora. Nadie cometía un simple fallo. Nadie daba un balón por perdido. JIM, desde la banda, no se sentaba en ningún momento, parecía imposible creer que él viese errores donde los aficionados sólo veíamos acierto tras acierto. En definitiva, todo iba como la seda, faltaba dar la estocada final, sabemos lo que es el fútbol y un gol del Murcia no sólo lo mete en el partido sino que crea nervios, confusión, errores. Toché se encargó, en el minuto 25 de dejar fuera de juego a los nervios, regatear las confusiones y meterle un gol a los errores. Esa mañana era blanquinegra, el Efesé humillaba al Real Murcia en media hora, 0-3.
Así pasaban los minutos, el Cartagena, sabedor de la importancia psicológica de esos tres puntos, dio un paso atrás y cerró filas. El Murcia, por su parte, miraba el reloj sin parar deseando que esa pesadilla acabase cuanto antes. Sólo el 1-3 de Isaac tras el descanso parece animar a una afición que seguía renegada a pesar de que el segundo gol también estuvo cerca. Fueron los mejores momentos locales.
Era el momento de que los Efesistas saltásemos al campo. Era el momento de gritar más que nunca y demostrar por qué los periodistas de canal plus nos ponían la etiqueta de mejor afición de la liga adelante. Semana atrás semana, el éxodo albinegro era mayor y el equipo le respondía con un juego de toque y vistoso muy característico de los equipos de Juan Ignacio Martínez. Por eso hoy por hoy defiende su estilo por Europa.
Así lo hicimos. Las gargantas cartageneras volvieron a hacerse notar en el campo tras el gol del equipo local y no tardó mucho en dar sus frutos. En el minuto 82, rondando el final del partido, Sergio Fernández tiene un error de benjamines. Se equivoca al querer ceder el balón de cabeza hacia su guardameta y lo cede en bandeja a nuestro 9 Toché Verdú, que pela codo a codo con el central y acaba en el suelo. El penalti parce claro, la expulsión un tanto rigurosa. Víctor coloca el balón en el punto de penalti y el silencio se adueña del estadio. Los granas no quieren mirar, los albinegros se aprietan las manos unos a otros. Víctor, por tu madre.
151 goles como futbolista profesional hacen que todos tengan nervios menos tú. La tensión puede con todos menos contigo. Los nervios hacen fallar a todos, y más en un partido tan importante. Todos menos tú.
Y en verdad os digo que tenía todos esos vídeos preparados, de unos y de otros, hasta el reportaje del Paloma. Pero me he dicho a mí mismo: ¿para qué?. Así que voy a ser fiel a mis palabras de inicio de este capítulo y no voy a crear polémicas gratuitas. Ya se encargan otros de hacerlo que tienen más estilo que yo, desde aficionados aburridos hasta presidentes de fútbol alicantinos y con bodegas propias.
Eso sí, me despido con el resumen de los goles de ese partido. Toca sentarse y disfrutarlo. Que sí, que ya lo sé, que en segunda b cualquier tiempo pasado fue mejor, pero nadie nos quita este baile.
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Iros a la mierda!