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Cap.7: Una de cal y otra de cal

Desdemigrada  |  23 de abril de 2013 (02:38 h.)

Tras la impresionante victoria efesista en el feudo pimentonero, los próximos 5 partidos de la liga adelante estaban destinados a desenmascarar cuál era la realidad de las opciones de un equipo cartagenero que aspiraba a todo. Sin embargo, y aunque en el futuro se corrigieron errores, el mes de Noviembre no fue del todo bueno para el efesé.

 

Fue el Nástic de Tarragona el primer equipo que visitaría el coliseo blanquinegro. Lo hacía además navegando en las aguas tranquilas que te ofrecen la mitad de la tabla, es decir, sin ponerse nervioso por estar arriba, ni viéndole las orejas al lobo del descenso. Además, y viendo como estaba el Cartagena, supongo que nadie en Tarragona se podía imaginar lo que iba a pasar esa tarde, y es que el equipo visitante dio un recital de fútbol que enmudeció a la grada local. Una grada que con ese resultado de 0-2, lentamente aterrizaba de su viaje celestial por tierras Murcianas y apoyaba de nuevo los pies en la realidad del deporte balompédico.

 

Sin embargo, ese resultado fue de esos que a los entrenadores “modernos” les encanta, ya que sirven para centrar a los jugadores y dejarles bien claro que en el fútbol la única estadística real es que las estadísticas se rompen. El Nástic fue un rodillo de fútbol de ataque y el F. C. Cartagena un pelele en manos de un equipo que no se jugaba nada y que acabó mirando de nuevo hacia arriba gracias a los tres puntos que se llevaba del Carthagonova. Por su parte, nosotros tirábamos de los ahorros cosechados en batallas anteriores y seguíamos líderes de la competición.

Esa semana siguiente fue una semana seria, de trabajo, de piña de grupo y de charlas psicológicas de esas del profesor JIM que tanto y tan buenos recuerdos han dejado por aquí. Además, la ocasión lo merecía, ya que los aficionados, tras el ascenso en Mayo, nos imaginamos cuáles serían los estadios míticos que el Efesé podría visitar y esa semana tocaba uno de los grandes.

895 kilómetros separan el estadio municipal Carthagonova y el paseo de Anoeta, en San Sebastián. Pues bien, pocos parecieron para los cerca de 1000 seguidores efesistas que no tuvieron reparo alguno en ir a tierras lejanas a seguir animando y disfrutando del sueño.

Sin embargo, no en todos los sueños se acaba cenando perdices con la princesa del cuento, sino que a veces aparecen personajes diabólicos como el coco, el hombre del saco, la bruja…. o el canario Hernández Hernández.

El árbitro de la contienda (casero como ninguno) expulsó a nuestro mariscal Pascal Cygan con dos tarjetas amarillas en tan sólo 10 minutos y dejó al Cartagena con 10 jugadores desde el minuto 55.

Tocaba sufrir…

 

 

Lo normal en estos casos es echarse el equipo atrás. Lo normal en estos casos es sacar un defensa y amarrar el 0 – 0. Lo normal en estos casos es que el estadio, el rival y la historia, te pueda. Lo normal en estos casos es que el equipo grande devore al pequeño. Lo normal en estos casos es que la afición de tu equipo se enmudezca y se prepare para sufrir.

Pero ese año 2009 había sido para el Cartagena, de todo, menos normal.

JIM no tocó el equipo ni realizó cambio alguno. Retrasó la posición de Mariano Sánchez y confió en La Fuente y De Lucas para generar contraataques de peligro. Y así fue. Ni Griezman pudo con Expósito, ni Xavi Prieto con Pablo Ruiz ni mucho menos Carlos Bueno (que fue de todo, menos bueno) con Clavero.

De hecho, el Cartagena siguió jugando bien al fútbol e incluso en el minuto 90, tras haber jugado con uno menos más de media hora, se decidió aguantar el resultado sabiendo que el punto conseguido valdría oro. Para tal negocio, Juan Ignacio Martínez dio entrada a Chus Herrero y a Héctor Yuste faltando 15 minutos para el final. Y cuando todo parecía acabar en tablas, ese sueño dorado se convirtió en la pesadilla de la que hablábamos antes.

Un balón a la desesperada por parte de Nsue, se pasea por toda el área pequeña y en los mismos morros de Rubén, que no puede hacer nada para evitar que en el segundo palo aparezca Agirretxe y establezca el 1-0 en el minuto 90 de partido. Increíble. Sin duda el fútbol desplegado por ambos equipos hacía más que injusto ese resultado y así lo reflejaban las caras de nuestros futbolistas que, cabizbajos (y más de uno enfadado)  abandonaban el estadio con esa sensación de que la expulsión de Cygan no sólo fue decisiva, sino que en igualdad de condiciones, se podría haber logrado allí una gesta maravillosa.

 

El fútbol es así, unas veces se gana y otras… se aprende.

Y si algo se aprendió de esa histórica visita es que el F. C. Cartagena iba a dar mucha guerra, que el sueño inicial (con algunos fantasmas) ya era una realidad y que esta afición tendría que seguir disfrutando por toda España del mejor año de la historia.

Porque otra cosa no, pero nuestra afición, está hecha de un material diferente….

 

 

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