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Cap.5: Un otoño mágico

Desdemigrada  |  24 de enero de 2013 (02:52 h.)
Nueva y deseada entrega del "Hoy hace 3". Retrocedemos hasta Octubre de 2009...

     17 de Octubre de 2009. Tras la victoria en tierras gaditanas todo en “camp Efese” es de color de rosa. La victoria contundente de la semana pasada dejaba al Cartagena co-líder de la segunda división empatado a puntos con la Real Sociedad. Sin embargo, cierto es que el Cádiz ya apuntaba muy bajo a esas alturas de campeonato y lo realmente bueno estaba por llegar. Todo un histórico de nuestro fútbol, el Celta de Vigo, visitaba el estadio municipal con la necesidad imperiosa de ganar sí o sí, ya que tras 7 jornadas, los de Eusebio habían sumado, atención, ¡sólo 6 puntos! en el campeonato. Por lo que los nuestros no debían relajarse.

     No debían, pero lo hicieron.

     El partido frente a los gallegos defraudó, y mucho, ya que el Cartagena duró apenas 28 minutos en el campo, justo hasta que nuestro enorme Víctor Fernández transformó (para variar) un penalti que él mismo había provocado y que supuso el 1-0, y también el fin del equipo sobre el terreno de juego. Mariano Sánchez desapareció, Longás ya empezaba a demostrar que la categoría le venía muy muy grande y Víctor y Toché se dedicaron a ver el fútbol desde primera línea sin apenas tocar el balón. En definitiva…

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     No obstante, lejos de parecer un tropiezo, resultó ser una noche mágica para los seguidores albinegros, quienes, transistor en mano, veíamos (perdón, escuchábamos) cómo la Real Sociedad perdía su encuentro frente al Betis y por tanto nos colocábamos de nuevo como líderes de la categoría de plata. Lo más negativo, el poco fútbol del equipo y la aparición de nuevos equipos al acecho de las posiciones soñadas de ascenso como el Rayo Vallecano o el Hércules.

     Rápido se pasaron esos días tras el partido. Los jugadores, conscientes de que habían hecho su peor encuentro, se dedicaban en animar a la marea albinegra afirmando que todo había sido un tropiezo y que debíamos ir a leche sí o sí a ganar. Sabedores además de la cercanía del encuentro, el club realizó una campaña para el desplazamiento masivo de gente y toda la afición respondió a lo grande en lo que se conoce como el segundo desplazamiento masivo más importante de nuestra historia. (del primero hablaremos más adelante).

      Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Lo bueno, es que un vídeo, vale más que mil imágenes, y el del Martínez Valero, habla por sí sólo.

     Recuerdo a los jugadores del elche mirando estupefactos hacia el anillo superior de su propi estadio pensando: ¿jugamos en casa o fuera?. Aunque lo bonito, sin embargo, es la estrecha relación que hay entre las dos aficiones que hace que cada encuentro sea, cuanto menos, memorable. Así da gusto ir al fútbol.

      ¿Del partido? Pues algo que se empieza a convertir en tónica general, el Cartagena hace una gran, estupenda diría yo, primera parte pero se deja otros dos puntos en Elche. Eso sí, no debemos olvidar el partidazo que hizo el portero local sacando dos balones a bocajarro. Se trataba por aquel entonces de un joven  Willy Caballero que si no me equivoco, apunta a champions league el año que viene. Sobresaliente.

     Por tanto, los 4.000 cartageneros que disfrutamos de aquella mañana ilicitana de fútbol mostramos nuestra euforia con una caravana de coches y bocinas que no hacían más que confirmar que estábamos asistiendo al año más grande de nuestra historia. Pero claro, con dos empates seguidos y ante la falta de contundez de nuestros perseguidores,  era necesaria una victoria sí o sí en nuestro estadio para dejar claro (más si cabe) que ese año apostábamos a lo más alto. Los jugadores tenían hambre y los aficionados íbamos a muerte con el quipo.

     La Unión Deportiva las Palmas, fue el equipo que pagó el pato.

     Y eso que no empezó bien el partido. En el minuto 28, tras una media hora escasa de oportunidades, Marcos Márquez adelantaba a los amarillos y dejaba un “run run” en la grada de esos a los que mal estamos acostumbrados por parte de los quemasangres de siempre. Por suerte, y para alegría de todos, nosotros contábamos con un De Lucas enchufadísimo, unas faltas de Expósito al más puro estilo Ronald Koeman, y una dupla de ataque con Fernández y Verdú que nunca fallaban.

     Ninguno de los cuatro faltó a su cita con el gol.

     Sin embargo, y con esto me repito, lo mejor del partido fue de nuevo la afición albinegra, ya que tras los dos tropiezos anteriores frente a Celta y Elche, ese domingo 10.400 personas fueron a animar a un equipo al que llevaban en volandas hacia el mayor éxito que podíamos esperar de ese año, que no era otro… Que el de la permanencia en la categoría.

     Todo era perfecto, todos teníamos claro donde estábamos, todos sabíamos quiénes éramos y cual era nuestro objetivo.

 

  ¿Todos?

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