Hacemos un salto importante en el tiempo con respecto al anterior capítulo y nos adentramos de lleno en la liga adelante. Atrás ha quedado un verano lleno de ilusiones, campañas de abonados con “eclesiásticas” repercusiones (lo digo por aquello del “Somos la Ostia”), nuevas camisetas, nuevas peñas, más de 8.000 abonados y las esperanzas puestas en un equipo que, de la mano de Juan Ignacio Martínez (JIM, que volvía a Cartagena), arrancaba su andadura en segunda división con un equipo lleno de caras nuevas, donde sin duda la más reconocida, importante y motivadora era la de Víctor Fernández, el icono vivo de las áreas de Pucela y Villarreal (de él, hablaremos más adelante…)

     En el recuerdo (un recuerdo eterno, al menos para mí), quedaban ya los héroes del ascenso capitaneados por Paco Jémez.

 

     Arrancaba de esta forma un equipo totalmente renovado que, lejos de pecar de novato en la competición, saldó sus dos primeras batallas con sendas victorias. De hecho, la primera de todas, aquel 0 - 1 en campo del Girona (que por sus fichajes de verano estaba llamado a ser uno de los cocos de esta competición) dejó claro que este equipo venía para quedarse (cuán duro resulta escribir esto ahora mismo y sobre el infierno del tercer escalón del fútbol profesional). Sin duda ese año, iba a ser maravilloso.

     El siguiente partido en casa, en el debut ante su afición, el Cartagena tenía claro que aquella victoria de la primera jornada no debía ser un espejismo, y que era aquí, en casa, donde debíamos sumar todos los puntos posibles para cuanto antes, lograr el objetivo marcado para esta temporada 2009 – 2010, que no era otro que la permanencia en la división de plata. (Si JIM leyera estas líneas, seguro que está diciendo eso de: “ya, pues díselo a tu presidente”)

     El caso es que el rival era el Rayo Vallecano, buff, difícil debut pensamos todos. Ya no sólo porque el equipo de Vallecas es un histórico de primera División, sino porque además, venía de meterle 3 chicharros al Albacete en la primera jornada y en apenas 45 minutos, por lo que sin duda, esa batalla iba a delimitar con más o menos exactitud las posibilidades, y por tanto las ilusiones de una ciudad portuaria que viajaba en nube desde hace meses.

     JIM alineó a su once de gala para la ocasión, con el inolvidable Rubén en la portería, línea de cuatro en defensa para Txiqui, Pablo Ruiz, Cygan y Clavero, medio campo para Quique De Lucas, Longás, Mariano Sánchez y Lafuente, y como no Toché Verdú y Víctor Fernández en ataque. (Si hay alguien que no se emocione al ver esta alineación, es que no lo siente de corazón. Han venido otros jugadores, y algunos de mucho renombre, pero sin duda alguna, el mejor 11, a nivel de equipo, que nunca ha visto el estadio carthagonova).

     Y claro, esta estupenda planificación de Buitrago (al que una pitonisa alejó de la ciudad en otro capítulo que trataremos en el futuro), y una mano firme de JIM (que está demostrando en Europa que no era entrenador para el Cartagena y que los de “JIM vete ya” sabían mucho de esto…) no tardó en dar sus frutos:

 

     Los goles llegan de la mano de Toché en el minuto 30´ y el bueno de Tato (de los pocos que se salvaron de la limpieza de segunda b), que marcaba en el 90´ con un Rayo muy enfurecido con el árbitro tras la expulsión por doble amarilla de Movilla, otros de los calvos de oro que ha dado el fútbol, junto a Derticia o Zidane (para contentar a culés y merengues que me estén leyendo).

     Sin duda, lo mejor no eran los resultados. Lo mejor de todo es que poco a poco, la prensa empieza a hacerse eco del juego del Cartagena, los partidos del plus de los domingos por la mañana son en su mayoría para el Cartagena y este equipo, empieza a sonar más arriba que debajo de la clasificación.