El Cartagena no va a ser un equipo que se vaya a pasear en el grupo IV de Segunda B. Igual hasta nos cuesta sudor y lágrimas entrar en el Playoff pero es lo que toca este año. El presupuesto se ha rebajado sobremanera y se han traído jugadores de 2ªB. No vamos a ver un juego virtuoso pero sí vamos a ver un equipo peleón, que no va a dar un balón por perdido y que la afición no va a poder reprocharle el esfuerzo. ¿Nos valdrá eso? Pues ya se verá.

Eso es a priori. Porque yo fui el sábado al estreno de la liga y me esperaba un equipo casi de los que me encuentro en la liga de fútbol aficionado (no había visto nada de la pretemporada hasta el sábado). Según lo que leía en Twitter y lo que me contaban amigos que ya habían visto algún partido, me esperaba un equipo muy limitado técnicamente y con muchas dificultades para manejar un partido.

Y ni una cosa ni otra. Es más, salí esperanzado por el  margen de mejora que le veo al equipo. Veo un equipo que necesita más trabajo táctico y sobre todo quitarse el miedo de encima. Los primeros minutos del partido ante El Palo fueron un despropósito de confianza. Ni el equipo ni la afición mostraron la ilusión del primer día. Los jugadores atenazados para que la afición no cargue contra ellos. La afición expectante de ver lo que era capaz de ofrecer el equipo.

Que no se entienda esto como un palo a la afición ni mucho menos. De hecho es digno de elogio que pese a todos los contratiempos haya ya 4000 socios. Pero también es cierto que es una afición exigente, que espera lo mejor del equipo y que murmura a las mínimas de cambio. Pero es una afición que nunca, desde hace unos años para acá, le da la espalda al equipo. Le acompaña a todos los desplazamientos, en mayor o menor medida, y que a poco que lo haga bien apoya a muerte al equipo.

Así pues confío en que este año seamos capaces de reconducir la situación y si no es posible el ascenso, queda aún muy lejos, al menos nos sirva para la unión de toda la afición que con el incansable trabajo del nuevo Presidente Ejecutivo vamos camino de ello. Incluso los equipos de fútbol y fútbol sala de la ciudad, que hace ya muchos años que se debería haber negociado ese acuerdo de colaboración, están más cerca que nunca uno del otro gracias al trabajo de De Paula y Roberto Sánchez.